¿Qué les está pasando a nuestros hijos? Trastornos, déficit de atención, hiperactividad…

niño déficit de atención
May 17 2024

¿Qué les está pasando a nuestros hijos? Trastornos, déficit de atención, hiperactividad…

He recibido este video titulado MALTRATO LEGAL EN EL SIGLO XXI. LA CRIANZA FALLIDA DE HIJOS E HIJAS. Ha sido realizado por Bittor Arnaiz y Josu Goiokoetxea, psicólogos, y en él participan psicólogas de la infancia y la adolescencia  del País Vasco.

Me parece que explica muy bien varias cuestiones e invita a reflexionar. Me han venido a la mente especialmente las familias que tienen dudas sobre qué tratamiento es mejor para sus hijos diagnosticados de Trastorno por déficit de atención con o sin hiperactividad (TDAH o TDA) o aquellos que tenéis sospechas de que vuestro hijo o hija tiene algún trastorno.  Os animo a verlo a padres y madres, y a todos en general.

El documental menciona que los datos de los servicios de salud mental infanto-juvenil son alarmantes, está habiendo un incremento espectacular del número de casos que acuden, especialmente con ciertas sintomatologías, entre ellas el Trastorno por déficit de atención. Esto demuestra que los niños lo están pasando mal, que sufren.

Pero me surge una pregunta ¿por qué en España un 8% de los niños están diagnosticados con trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) y en Francia solo un 0,5%? o ¿Por qué España es el tercer país del mundo que más psicofármacos receta a niños y adolescentes?

Distintos profesionales opinan sobre cierta tendencia actual a buscar soluciones rápidas e inmediatas. Consideran que se está medicalizando la infancia. “Puede ser tranquilizador poner un nombre a algo que en realidad nos resulta complejo de entender”. “Nos resulta difícil aceptar que los niños y adolescentes sufran cuando se supone que lo tienen todo”. “Ponerle un nombre y darle una pastilla mágica es muy propio de la sociedad actual, es muy reduccionista, es simplificar algo que tiene causas multifactoriales”.

Plantean que en la sociedad actual son muchos los factores que pueden estar influyendo en el surgimiento de esos trastornos. Sometemos a los niños a un estilo de vida que genera hiperactividad y dispersión. Tienen que atender a muchas cosas. Tienen agendas eternas, llenas de actividades en las que no pueden hacer lo que quieren libremente, sin tiempo para aburrirse. Los horarios a los que les sometemos tienen más que ver con las necesidades  de los adultos que con las de ellos. Los compensamos con cosas materiales que quizá no son lo que realmente necesitan.  El uso excesivo de las tecnologías.  El ritmo de vida que llevamos no facilita que tengamos tiempo de calidad para la relación con los hijos. Para estar con ellos, para la intimidad, para la comunicación.

En cuestión de crianza no todo es válido.

Explican de forma clara la cuestión de la crianza y su influencia enorme en la salud mental de las personas. Para ello se basan en los conocimientos que desde la psicología y la psiquiatría se tiene del desarrollo evolutivo. Los cimientos sobre los que se construye el psiquismo de la persona, se arman en los primeros años de vida. El desarrollo psíquico es la base de la salud mental de toda persona, no solo en su infancia y adolescencia, sino toda su vida.

Criar hijos e hijas nunca ha sido fácil, pero destacan que en la sociedad actual, tiene sus dificultades específicas. Plantean que en cuestión de crianza, no hay recetas mágicas ni únicas, porque cada niño o niña es único y habrá que adaptarlas. Pero no todo es válido.

En la crianza “hay dos polos que son importantes, uno es lo que denominan en el documental “nutrición relacional”, que tiene que ver con el reconocimiento, el validar al niño, a la niña y otra parte que tiene que ver más con la socialización, con dos vías, una de protección ante los riesgos del medio, y otra de trasmitir limites y las reglas para adaptarse a la vida social”.

Exponen que hay un aspecto crucial para un adecuado desarrollo psíquico, el vínculo de apego con sus cuidadores principales. El vínculo de apego es importantísimo en el desarrollo y en su salud mental a dar a lo largo de la vida.

Para que el vínculo de apego sea seguro los progenitores tienen que hacer ciertos procesos.

Si  el vínculo de apego es seguro, va a favorecer que tenga una mejor autoestima, una mejor tolerancia a la frustración, una mejor capacidad de experimentar las emociones y no sentirte invadida por ellas y poder gestionarlas.

El bebé llega genéticamente predispuesto a apegarse pero necesita de un otro, que esté disponible y que sea sensible a las necesidades que tiene. Para que se dé un buen apego, los padres también tienen que hacer ciertos procesos, tiene que haber una adaptación importante de los padres , aprender a negociar, a tolerar que lo que el hijo quiere puede ser distinto a lo que yo como padre o madre quiero para mi hijo… ser capaz de renuncia a proyectos o expectativas que tenían para los hijos y que quizá no se van a dar de ese modo… situarse en un segundo lugar.

“La crianza tiene que ver con estar presente en la vida de los hijos e hijas”. “No estar de paso, interesarte por la vida que tienen cuando van creciendo. Interesarte por qué es lo que piensan, qué es lo que sienten, en qué andan”. “Poder estar a la escucha de qué es lo que les ocurre”. “Acompañamiento, amor”. “Los niños tienen que crecer en un entorno en que haya disponibilidad afectiva”. “Que sus padres estén disponibles, y “también estar en un entorno seguro, estable”. “.

Y si las cosas van mal, otro modo de intervenir es posible.

Se plantea otra visión de este tipo de problemas, no reduccionista. No solo responde a causas neurológicas o fisiológicas sino a causas emocionales, familiares, sociales.  Eso tiene un correlato en el modo de intervenir sobre ellos, que aborda los múltiples factores y la individualidad de cada niño o niña. Eso hace que los procesos terapéuticos sean más largos, pero vayan a la causa y no solo eliminen el síntoma.

Las psicoterapias en las que se trabaja con el niño o niña y con su familia han demostrado ser más eficaces a largo plazo. Tal vez se consideran más costosas que los psicofármacos, aunque no está claro que los datos lo demuestren. En nuestro país el gasto en psicofármacos es desorbitado.

Además afrontar la intervención desde ahí exige más tiempo, más esfuerzo. Exige a los padres y madres mirarse a sí mismos hacia dentro. Y plantearse qué es lo que ellos han puesto para que eso se esté produciendo. Y también exige afrontar la angustia que eso puede provocar.

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