No es necesario ser perfectos, basta con ser madres y padres suficientemente buenos. La clave es establecer un vínculo afectivo seguro. Convertirse en madre o padre supone además una gran movilización a nivel psíquico.
La preparación para la maternidad o paternidad consiste en un proceso de toma de conciencia de nuestro propio mundo interno, a lo largo del proceso previo y posterior al nacimiento. Nos prepara para una maternidad o paternidad más consciente y potencia nuestra capacidad de establecer esa conexión con nuestro bebé, lo que revertirá en una crianza más saludable y una vivencia más armoniosa para nosotros.
Se puede hacer individual o grupalmente, puede comenzarse en cualquier momento aunque lo ideal sería iniciarlo antes de la concepción. Puede prolongarse después del parto y continuar durante la crianza, hasta cuando se desee.
Este proceso está aconsejado para las personas que sin tener ningún síntoma, desean conocerse mejor, mejorar algún aspecto de su funcionamiento psíquico o prepararse para nuevos retos o momentos vitales importantes.
Los efectos beneficiosos son muchos. Incrementa la autoestima, mejora la capacidad de ajuste a la realidad y de afrontamiento de las dificultades que inevitablemente a todos nos surgen y facilita relaciones más saludables. En definitiva ayuda a crecer interiormente y llevar una vida más adaptada y saludable y, con ello, un mayor grado de bienestar.