La adolescencia tiene mala fama. Para muchos padres y madres es una etapa difícil, temen su llegada y con frecuencia tienen la sensación de que impera la confusión y a veces no saben qué actitud tomar y cómo actuar.

Realmente es una etapa cambiante y compleja, pero quizá si comprendemos un poco más en qué consiste y todo lo que moviliza podremos conectar mejor con los adolescentes y adoptar una actitud más facilitadora.

Como todos sabemos la adolescencia es una etapa del desarrollo de las personas que se inicia con los cambios físicos de la pubertad pero que conlleva muchos otros cambios a nivel psicológico y también social. En este post y en los siguientes voy a  hablar sobre algunos de esos cambios de modo que podamos entender mejor lo que sucede, las implicaciones que tiene y así sea más fácil adoptar una forma de enfrentarlo más adaptativa y que facilite el tránsito por esta etapa, tanto a los chicos y chicas como a sus padres y madres.

Aunque es un proceso universal, cada persona es única, y cada uno vive su adolescencia de forma completamente personal.

Por otro lado, cada familia también es única. Cada padre y cada madre tienen su propia forma de relacionarse con su hijo/a,  sus propias vivencias en relación a lo que implica que esté dejando de ser un niño/a, tiene sus propias expectativas respecto a su futuro…  Además cada padre y cada madre tiene sus vivencias respecto a su propia experiencia como adolescente, con sus propios padres y madres … aunque no las recuerde, están ahí.

Para empezar quizá sea positivo que si ya eres adulto, trates de recordar tu propia adolescencia. Cuando la dejamos atrás, es fácil que nos olvidemos de quienes fuimos en ese periodo, cómo la vivimos y cómo nos sentíamos.

Adolescencia, proceso de trasformación

En primer lugar hemos de pensar que los adolescentes están pasando por un profundo proceso de trasformación que incluye multitud de cambios, empezando por los más obvios, los físicos. Y en muchas ocasiones esos cambios son en muy poco tiempo.

Pongámonos en su lugar un momento. Quizá recuerdes cuando tú tenías esa edad. Imagina que cambiases de talla de un mes para otro, que te mirases en el espejo y casi no te reconocieras, que tu cuerpo de pronto comenzase a tener sensaciones y emociones nuevas y tan intensas que no sabes cómo manejar. Que empezases a cuestionarte o  a importarte cosas que hasta ese momento ni te planteabas. O que sin saber por qué todos a tu alrededor te comenzasen a mirar de otra manera, a esperar de ti comportamientos o actitudes que hasta ese momento no te pedían. ¿Cómo te sentirías?

Adolescentes, personas en construcción

En segundo lugar, puede ser útil adoptar la idea de que los adolescentes son personas en construcción. Es la etapa en que se define quien es, qué le gusta, qué quiere, qué opina. ¿Cómo? curioseando, interesándose por personas y cosas nuevas, experimentando, probando…. Es un proceso largo en el tiempo, que requiere años. Hasta que culmine, imitará, cambiará, probará distintas actitudes, distintas formas de hablar, de vestir, de actuar…

Proceso de separación

Por último, es muy importante entender la adolescencia como un proceso de separación. Imaginad un pollito ya crecido que está en el borde del nido debatiéndose entre el deseo de volar solo, de ser libre y descubrir el mundo que hay más allá y el miedo a hacerse daño y fracasar,  a quedarse solo y sin protección. Algo así siente un adolescente. Nuestro pequeño se está haciendo mayor, y quiere volar solo, se está preparando para independizarse. Y eso no es fácil. Hay momentos en que se come el mundo y otros en que siente que el mundo se le va a comer a él.

En las siguientes publicaciones profundizaremos sobre todo ello.