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Sep 16 2016

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¿conoces la Fábula del helecho y el bambú?

 

Llegó el día en que Kishiro decidió darse por vencido… Tras una larga temporada rodeado de una sensación de frustración renunció a su oficio, a su relación de pareja, y a todo lo material  que había en su vida. Fue al bosque para hablar con un anciano del que todos decían que era muy sabio. Buscaba una última esperanza.

 

¿Podría darme una buena razón para no darme por vencido? Le preguntó Kishiro.
Mira a tu alrededor, ¿ves el helecho y el bambú? Respondió el anciano.
Sí, los veo. Contestó Kishiro …

 

Cuando sembré las semillas del helecho y el bambú, las cuidé muy bien. El helecho rápidamente creció. Su verde brillante cubría el suelo. Pero nada salió de la semilla de bambú. Sin embargo no renuncié al bambú. El anciano hizo una pausa.

 

En el segundo año el helecho creció más brillante y abundante y nuevamente, nada creció de la semilla de bambú. Pero no renuncié al bambú.  El anciano guardó silencio de nuevo para servir una infusión a su invitado.

 

En el tercer año, aún nada brotó de la semilla de bambú. Pero no renuncié al bambú. Cuando habían terminado de tomar el té, el anciano habló para apostillar algo más.

 

En el cuarto año, nuevamente, nada salió de la semilla de bambú. Pero no renuncié al bambú.  El anciano parecía disfrutar con la impaciente sorpresa de Kishiro.

 

En el quinto año un pequeño brote de bambú se asomó en la tierra. En comparación con el helecho era aparentemente muy pequeño e insignificante. Pero solo seis meses después, el bambú creció más de 20 metros de altura. Se había pasado cinco años echando raíces que lo sostuvieran. Aquellas raíces lo hicieron fuerte y le dieron lo que necesitaba para sobrevivir.

¿Sabías que todo este tiempo que has estado luchando, realmente has estado echando raíces?. Le dijo el anciano; y continuó añadiendo… – El bambú tiene un propósito diferente al del helecho, sin embargo, ambos son necesarios y hacen del bosque un lugar hermoso.

–  Si no consigues lo que anhelas en el momento que deseas, no desesperes… quizá sólo estés echando raíces… Nunca te arrepientas de un día en tu vida. Los buenos días te dan felicidad. Los malos días te dan experiencia. Ambos son esenciales para la vida, le dijo el anciano y continuó… La felicidad te mantiene dulce. Los intentos te mantienen fuerte. Las penas te mantienen humano. Las caídas te mantienen humilde. El éxito mantiene tu estima…

 

Hay propósitos en la vida que como el bambú, requieren tiempo. Muchas veces cuando tenemos problemas personales, pretendemos conseguir resultados rápidos sin entender que son fruto del crecimiento interno y este requiere tiempo. Cada cosa en la vida lleva su proceso, su tiempo, a veces tiene que ir despacio para que realmente resulte. Da tiempo al tiempo. Confía. Ten paciencia. No desistas.

No te dejes arrastrar por recetas mágicas, soluciones milagrosas, ni promesas de resultados rápidos. Concédete tiempo. Y si en alguna ocasión dudas, recuerda la moraleja de esta historia…

 

fabula del helecho y el bambú

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